¡Cambiemos el error por aprendizaje!
- Rosalba J. Alvarez Hernández
- 17 sept 2019
- 3 Min. de lectura

"El que no se equivoca, tiene menos probabilidades de labrar su propio camino" Ross
El error es un término que tiene muchas connotaciones negativas para cada persona. ¿Te has sentido terriblemente, después de darte cuenta que te has equivocado?, ¿te has preguntado qué sería corregir un error, cómo evitar seguir cometiéndolos?, ¿recuerdas el momento más difícil de tu vida, producto de tus errores?
Son preguntas fuertes y profundas que seguramente te han marcado, al igual que a mí me marcaron, en su momento. Ligado a estos cuestionamientos, está el dolor, que prolongado a quedado en sufrimiento por diversos eventos que en muchas ocasiones, son irreversibles.
Sin embargo, te invito a analizar conmigo este proceso que es muy humano, pero que no necesariamente hace crecer, sino que enseña a sobrevivir. ¡Sí, leíste bien, enseña sólo a sobrevivir!
Las investigaciones neurocientíficas, han mostrado que el cerebro humano está siempre dispuesta a aprender, que su mayor trabajo es mantenerse vivo, por lo tanto, el aprendizaje se vuelve un tema interesante en esta condición cerebral. Aunado a este saber, también se tiene claro que, la emoción es el medio para que las demás áreas del cerebro, encargadas de razonar, se involucren, una vez que se abren las ventanas plásticas.
Dicho descubrimiento, puede llevarnos en una interesante reflexión sobre la forma en la que aprendemos, y si la emoción es la llave para aprender, ¿entonces lo que no nos emociona y nos duele, nos genera aprendizaje? Es una pregunta necesaria, que por deslizamiento de sentido podríamos decir que entonces lo que duele, no es aprendizaje; quizá no sea un aprendizaje para madurar, para crecer como persona, pero sí un aprendizaje para nuestro organismo de aprender a defenderse de lo hostil.
Si es posible que puedas seguirme en este punto, quiero entonces reflexionar, sobre todos esos momentos en los que has aprendido con dolor. Date unos minutos y recuerda, ¿qué aprendiste entonces?
Esta es una de las razones, por las que es necesario que si eres papá o mamá, entiendas que gritándole a tu hijo (a) vas a alcanzar modificar una conducta en ellos, pero no necesariamente un aprendizaje para la vida, no estarás enseñando el camino a la motivación intrínseca de cada ser humano, al deseo por la vida, y por ende por el aprendizaje.
Invariablemente, si has llegado conmigo a este punto, podrás entonces pensar ¿por qué pese a que sé que no sería correcto enseñar a mis hijos, gritándoles o pegándoles, lo sigo haciendo?
El punto central, es que ahora si has detectado que tú aprendiste con dolor a defenderte de él, entonces no comprendiste la intención positiva de lo que querían mostrarte, el mensaje no llegó, justo porque las ventanas plásticas de tu cerebro no estuvieron disponibles para aprender, porque no hubo una motivación externa que te llevara a vivirlo disfrutándolo.
De alguna forma, esta experiencia dolorosa, sí generó un aprendizaje negativo, el que el error se paga caro, no es fácil continuar después de las equivocaciones, justamente porque aprendiste que el error es doloroso.
De aquí que pasan dos situaciones importantes:
1.-No se aprendió de otra forma, por lo tanto es difícil saber cómo hacerlo diferente.
2.-Se cae en el círculo vicioso, de saber que no es lo más sano, pero también creo que a veces es necesario.
El reto que enfrentamos ahora, es trazar un camino neuronal diferente para el "error", enfocándonos no en la equivocación, sino en el aprendizaje que está mostrando esa vertiente que no estaba planeada, que no se esperaba, que surgió después del supuesto error.
Así que yo te recomiendo lo siguiente:
1.-Utiliza tu respiración para regular las emociones de tristeza, enojo, angustia o temor, que puede provocarte, recordar una recuerdo marcado por el error doloroso.
2.-Concéntrate en observar el camino que ha surgido después de eso, empéñate en ver el aprendizaje.
3.-Enfoca tu vida en aprender y enseña lo mismo a tus hijos, desde la emoción positiva.
¡Felices reflexiones! Recuerda que otorgamos acompañamiento psicoterapéutico.
Mtra. Rosalba J. Alvarez Hdez
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