¿Cómo agradecer?
- Rosalba J. Alvarez Hernández
- 15 ene 2015
- 2 Min. de lectura
"La gratitud como ciertas flores, no se da en la altura, y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes"
José Marti
Para empezar a reflexionar sobre el agradecimiento o gratitud, parece muy importante analizar el contexto en el que vivimos. Pues la cultura de cada región permea la forma de vivir de cada persona en determinado lugar. Por ejemplo, aquí en México, en las zonas conurbadas en donde se profesa alguna religión basada en la existencia de Dios, referimos los actos de las personas como buenas o malas, según sea el caso, tenemos una forma única de interpretar lo bueno de lo malo. Estos referentes nos ayudan a interpretar lo que hemos vivido y lo que viven otros.
Sin embargo, cuando solamente se queda ese análisis de las experiencias en buenas y malas, la consecuencia se reduce a tener cuidado con las personas malas y evitar vivir experiencias malas. No hay más explicación ni tampoco interés por explorar más allá de eso, aún cuando esa estructura de pensamiento pueda llevar al dolor y al sufrimiento.
Ejemplo, supongamos que una servidora, ha vivido 33 años con una mujer amargada, que no tuvo opción sobre embarazarse o no, pues sus creencias religiosas la llevaron a optar por la vida, aunque una parte de ella no quería, y durante la crianza dio ambivalencia; traducido es "si te quiero, pero no te quiero", "si te apoyo, pero no te apoyo". Entonces si mi experiencia se redujera a una simple interpretación, podría decir que es malo que las madres no tengan claro si desean o no a su bebé cuando están embarazadas, también podría seguir interpretando que es malo que te críen con ambivalencia de emociones.
Ahora bien, esa creencia limita mi capacidad de aprender y entender lo vivido, porque ya reduje muchos años de convivencia con mi madre a unas cuantas líneas que sólo pueden enunciar a las creencias religiosas y la convivencia de emociones opuestas. No puedo observar todo lo que he crecido y aprendido con eso, en primera porque nada es tan malo o tan bueno, simplemente son experiencias, en donde el experimentar dolor o tristeza no es la esencia, sino la consecuencia y agradecer aquí sería justamente observar con atención todo lo aprendido.
Cada uno de nosotros (as) hemos vivido experiencias desagradables, incómodas o displacenteras, pero quedarnos en la emoción sin entender el contexto impide que podamos liberarlo y a la par también nos impide agradecer.
En este sentido, la existencia de caminos de crecimiento personal abren la puerta a la liberación de las emociones, al perdón y finalmente al agradecimiento. En otras palabras, es importante liberar las emociones, encontrar una forma de perdonar lo experimentado para poder agradecer. En Psicologiando con Ross invitamos al tratamiento a través de la Psicoterapia, pero existen muchos otros caminos.
De este modo, sólo me queda dejarles este video que tiene unos cuantos minutos de ideas prácticas para agradecer.
¡Feliz gratitud!,
Atentamente,
Ross
NOTA: La existencia de Dios es independiente de la capacidad de interpretar nuestras experiencias como malas o buenas, Dios es Dios y nuestra capacidad es nuestra capacidad.
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