Resignifico mi pasado
- Rosalba J. Alvarez Hernández
- 14 ago 2018
- 2 Min. de lectura

"Cada experiencia de vida, tiene un sentido, pero éste no llega si no estamos listos para que exista" Ross
Los seres humanos nos hemos convertido en seres sociales encajonados en muchas situaciones de vida, conflictuados por las decisiones que hemos elegido tomar, queriendo alcanzar éxitos alejados de nuestra realidad y dejando de lado, la posibilidad de disfrutar lo que existe en el presente.
Es una cultura del progreso material, que ha dejado de lado, el crecimiento personal y trascendental, la fascinación por la tecnología inherente al éxito y la desvinculación con los procesos naturales de la vida, de tiempos y procesos que se pueden impulsar, pero no modificar.
Por esto y mucho más, la posibilidad de entender lo que nos pasa, puede verse limitada a marcos de referencia basados en la calificación o descalificación de las experiencias, según un objetivo material.
La vida puede parecer más un campo de oportunidades, que un proceso de desarrollo; puede parecerse a un mercado lujoso de comercio, que a un intercambio de aprendizajes; incluso puede ser un mundo egocéntrico disfrazado de felicidad, en vez de un camino de trascendencia hacia algo nuevo y diferente.
Por eso, sin importar tus creencias religiosas, tus sistemas de valores, la invitación es a preguntarse diariamente: ¿lo que he vivido, para qué me sirve? y no quedarse con la primer respuesta, sino incluso indagar el sentido de esas respuestas. Pues en este trabajo de introspección, es importante darse cuenta de las creencias arraigadas, que nos impiden ver el pasado, como un proceso necesario para aprender.
Y muchas veces este aprendizaje, no está ligado a éxitos profesionales, ni a realidades construidas en escenarios anti naturales, sino más bien, al gusto por la trascendencia y el cambio.
Si estás acostumbrado (a) a sólo valorar la vida en función de lo que ganas y podrías ganar, entonces esta reflexión puede ser una opinión diferente, pero sí te interesas por reflexionar a profundidad, entonces encontrarás sentido en lo que aquí te escribo.
Desde hace algunos años, en mi vida han pasado sucesos inesperados, como seguro en la tuya también; fallecimientos sin resolver en mi mente, que me han dejado un aprendizaje inacabado, pero que lo voy descubriendo en la medida que voy entendiendo por qué no puedo aceptar que algunas personas se hayan ido. Y de esos grandes aprendizajes que su finita presencia me han dejado, es que la vida es corta, y que cuando me vaya de este plano, sólo me llevaré la satisfacción de haber auxiliado a un perro en la calle, de haber dejado una palabra de consuelo en alguien que lo necesitaba, y en haber demostrado a mis seres queridos, que los amo.
Así que el pasado, tiene muchas utilidades, resignificarlo, depende de ti, de la decisión que tomes hoy. Pero más importante es, que dejes que el crecimiento llegue a tu vida, no lo limites, creyendo que sólo puede servirte para ser más poderoso (a) económicamente, para ser una mejor versión de ti misma en un negocio o en el trabajo: El crecimiento va mucho más allá de la finita mentalidad de existir para algo.
¡Felices reflexiones!
Atentamente,
Ross
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