Cuando cansa buscar y no encontrar
- Rosalba J. Alvarez Hernández
- 18 jun 2019
- 2 Min. de lectura

"Nada es para siempre" (Dicho anónimo)
En esta mañana había una mirada, que me movió más de un millón de vueltas en la cabeza e hizo que otra vez volviera a pensar, a sentir y entrar en el remolino de mis ideas. Sabía que entraría en la frustración porque cualquiera que fuera mi interpretación, era clara, su mirada, clara, quizá más clara que la mía.
Tenía ganas de gritar, de llorar y al final volví a pensar que hacerlo no resolvería nada, como otras veces, que la tristeza llega fortuita, en calidad de mensajera y de fiel recordatorio de mis pensamientos, los más caóticos y entristecedores.
De repente todo se aglutina: "Tienes que escribir, buscar otro empleo, pedir ayuda, seguir meditando hasta encontrar una solución, tienes que moverte, no puedes dejar que la tristeza se ancle otra vez en ti". "Ya te has alejado mucho tiempo, por salud mental, porque piensas que esto es miserable, la gente sólo quiere ganar dinero, vestirse bien y pocas veces quiere ayudar", "los que desean ayudar tienen muchos problemas, sufren por otras situaciones, que no pueden más que seguir llorando cada vez que ven, esa mirada".
Son momentos con los que me he tropezado un millón de veces, son miles de miradas que ya no puedo recordar, su frescura o su alegría, tal vez su tristeza, pero todas ellas me refrescan otro tumulto de pensamientos más:
"Hubieras estudiado otra cosa, a la gente le interesa salir de las tiendas con Gouche, pero no con Pensé, este es el frío sabor de la consciencia, no hay manera de tomarla, no es dulce, tampoco ácida, amarga, fría y agridulce, todo tiene, sabor a miel, pero jamás un recuerdo preciso".
Después calmo mi corazón y anhelo la esperanza del equilibrio regrese y me acerco a los pensamientos que guardan la espera porque vengan más miradas humanas, y se vuelquen sobre las miradas de esas bellezas, de esos que son también parte de ti, pero que no ves, que no puedes oler, tampoco sentir, no puedes, no quieres o simplemente te has alejado a kilómetros, por circunstancias no comprensibles...
¿Sabes de qué te hablo? Mientras sollozas por un amor perdido, algunos animalitos, jamás han sabido que es tener a ese amor, excepto por su propia madre; mientras suspiras porque no te alcanza para cubrir algunos gastos de comodidad; algunos perritos jamás han sabido lo que es un trapo digno para vivir; quizá algunas veces mientras pierdes a tu ser querido; ellos jamás han conocido lo que es tenerlo.
Ningún dolor es mejor o peor, sólo es dolor al final del día, y ¿tú qué vas a hacer para que esto cambie?
Atentamente,
Ross
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