Generosidad
- Rosalba J. Alvarez Hernández
- 10 jun 2015
- 3 Min. de lectura
"La generosidad no la entiendo como una virtud a fomentar, sino como una cualidad que surge del propio autoconocimiento" Ross
Actualmente he escuchado a diversas personas en diferentes ámbitos sociales, preocupadas por la enseñanza de valores, como el respeto, la tolerancia, la amabilidad, entre otras. Definitivamente comporto con estas personas, que es importante que estos valores estén inmersos en las acciones que son las que más nos marcan como personas. Sin embargo también creo que no se trata de una enseñanza aislada en un contexto escolar, o en un contexto familiar, sino también en los demás ámbitos.
Quiero decir con esto, que desde mi punto de vista querer fomentar valores únicamente desde la casa, ya no es posible, puesto que la familia como núcleo de la sociedad, está atravesando por muchos cambios, tanto que los llamamos disfuncionales; están resquebrajados, con muchas rupturas y de ser así tenemos también a los niños, adolescentes, jóvenes, hombres y mujeres resentidos en muchos ámbitos sociales, en los que observar sus valores es todo un reto.
Por esta razón la GENEROSIDAD es uno de esos valores, o cualidades que pudiera ayudar a fomentar los otros, tal vez este término trate de dar a los demás lo que tenemos, compartir con ellos parte de lo que somos, lo que conocemos o simplemente acompañar a otros desde donde podemos.
A lo mejor también trate este término de la gentileza, de un poco de calidez para otras personas, que han perdido la esperanza en el cambio, en un mejor mañana, en la paz, etc. Puede ser que este concepto tenga muchos significados y a la mejor ninguno completo, pero lo que importa es reflexionar en ello con más calma, darse el tiempo para sentir lo que nos acontece en el interior al momento de leer que se trata de dar.
Desde este interés por la reflexión puedo compartir la propia, que me ha llevado a reconocer que sólo puedo ser generosa con los demás en la medida en que yo me reconozca siendo como deseo ser, siendo libre de mis propios prejuicios, sintiendo comodidad en mis actos, pero actos que son respeto para mí y para los demás, que son de cuidado para mí y cuidado para los demás, reconocimiento para mí y también para los demás.
La generosidad también surge de reconocer mis defectos y mis fallas con mis seres amados, de percatarme que por mucho conocimiento o sabiduría producto de las experiencias, de las batallas ganadas, puedo equivocarme y a veces con quienes menos quisiera hacerlo.
Se trata también de pedir perdón y reconocer mis limitaciones con los demás y agradecer con aquellos que se han tomado el tiempo, la molestia para acompañarme incluso en mis peores momentos de histeria.
Ser generosos no es valor que podamos fomentar sin la consciencia de quiénes somos y qué hacemos en este mundo, puesto que no es una conomiento que se aprenda leyendo o repititiendo, sino viviendo, sintiendo y aprendiendo.
Esto es, si creo que he trabajado demasiado por lo que tengo, entonces compartirlo con aquellos que no han logrado ni la mitad de lo que yo tengo, sería un asunto nada generoso, sino únicamente egocéntrico. En cambio si pensara, que tal vez lo que esas personas necesitan es comprender o aprender lo necesario para salir adelante y entonces alcanzar sus propios objetivos, no necesitaría compartir mis recursos materiales, pero quizá sí mis conocimientos para que la otra persona también logre sus propios recursos.
No intento tener la razón ni la verdad de las cosas, simplemente es una reflexión que comparto y que me preparo para dejarles, un ejemplo de lo que estamos haciendo para alcanzar el autonocimiento.
¡Felices reflexiones!
Atte.
Ross
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