"Pensando en el Yo"
- Rosalba J. Alvarez Hernández
- 17 ago 2015
- 3 Min. de lectura
"Te miras en el espejo y algunas veces descubres quién está ahí y otras veces te confundes" Ross
En un día lleno de expectativas, con el ánimo muy positivo y las ideas muy claras, recibí una llamada, de una persona que había mirado un par de veces, conocía su cara, también su timbre de voz, justo esa particularidad es la que más recuerdo. Llamó diciéndome todo muy rápido, parecía apresurada por esperar una respuesta de mi parte.
No imaginaba en ese momento qué me diría, pero por su rápida forma de hablar, entendí que no sería fácil escuchar y que a lo mejor podría querer un compromiso terapéutico, sin necesidad de negociarlo. Estaba yo en medio de la limpieza de mi casa, el movimiento de mi cuerpo y el esfuerzo por poner atención en ambas situaciones, me permitía tan sólo relajar mis músculos con el estrés que estaba sintiendo...
Su llamado terminó tal cual lo esperaba, en más de una hora, intentando simplemente contenerla, porque su ánimo por la vida había cesado una vez más en quién sabe cuántas veces, el saber que había otros colegas míos que ya habían estado ahí en esa misma situación con la misma persona, me dejó pensando aún más y... fue así mi reflexión.
Al cabo de varios días más comprometiéndome a simplemente estar con esta mujer, descubro en mi consciencia que hace falta más que una buena intención, más que una hermosa palabra, además de que ninguna tiene sentido, es más fuerte la emoción, la sin razón, el agobio y tal vez la tristeza de hace mucho tiempo, desde su propia infancia.
Encuentro la figura de una madre confundida, estresada, conflictuada que sólo pudo dar más de eso mismo y quizá fue más allá con su confusión, vislumbro a un ser perdido en medio de muchas fuerzas, de deseos jamás cumplidos, de creencias familiares muy pesadas para cargar y un "Yo" totalmente disminuido.
Encuentro a una mujer que puede tener claridad en lo que dice y piensa, pero siempre ansiosa por saber qué decisión tomar, y de ahí que comencé a analizar, ¿quién es este Yo?, ¿a quién le apuesto la vida de una persona, a un discurso pesado y confundido establecido en el SuperYo, a unos deseos casi exterminados representados por el Ello?
Caminando, creando y sintiendo encuentro más emociones que reflexiones, es un camino con muchos hongos, con árboles de todos tamaños, que llevan a un lugar inesperado, en donde las piedras ya estaban, se quedaron ahí por quién sabe cuántos años y para abrir terreno a un hogar, había que reutilizarlas, pero tal vez no sólo apilandolas, sino que dándoles un lugar, sacándolas del paso y fortaleciendo su esencia como fuerza para construir las paredes de ese hogar.
Además arrancando las plantas y los hongos del camino y dándoles otro lugar, en el jardín de ese bello hogar. Después mirar esa construcción en sus primeros pasos, imaginando cómo se vería pintada de rojo o de rosa, cualquier color que haga juego con esa armonía o desarmonía, con esa sin razón y esa ansiedad, pero con un sistema de autosuficiencia para reciclar a cada rato lo que pudiera salir mal y que la suciedad o desecho no permaneciera jamás...
Y justamente ese creador, ese ingeniero civil que dirige esta orquesta, es el Yo, ese capaz de sentir, pero también de pensar, ese capaz de conectarse consigo mismo, pero también con los demás, ese que elige hasta cierto punto qué memorias guardar, qué colores usar, PERO, no podría decir en qué momento ese YO, deja de tener fuerza, cuando todos los demás jalonean para todos lados menos para la armonía...
En ese momento es necesario otro YO, para construir el puente de comunicación, el que hace las treguas, el que le da su lugar a cada quien, el que crea...sólo dejemos que sea creativo, intuitivo y muy conectado...
¿Encontraste a tu YO? ¡Felices reflexiones!
Ross

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